miércoles, 14 de junio de 2017

La importancia de la cosecha de la sal en los paisajes salineros I.


La entrada de hoy forma parte de un artículo publicado en el número 25 de la revista Boletín Drosophila. El mismo será presentado en dos partes siendo ésta la primera de ellas.

El objetivo del presente artículo es dar a conocer los motivos por los que la producción o cosecha de sal es tan importante para la subsistencia de los paisajes salinos, sobre todo para aquellos que, con motivo de la citada actividad por parte del ser humano, ha modelado y dado lugar a un ecosistema único como son las salinas de evaporación solar.

El consumo de la sal, que ha llegado hasta nuestros días a través de los antiguos romanos como sal común (Kurlansky, M., 2003), siempre ha acompañado al ser humano como un elemento esencial para la subsistencia del organismo, puesto que interviene en multitud de procesos nerviosos, en el desarrollo del proceso digestivo, en el transporte de nutrientes y oxígeno, la actividad de los músculos o en el mantenimiento de la presión osmótica del interior de tejidos y células. Pero también como un recurso de valor estratégico fundamental para el desarrollo de comunidades, pueblos y Estados a través de su aplicación en actividades agrogranaderas, artesanales, conserva y elaboración de alimentos, como medio de pago y financiación del Estado mediante impuestos, en rituales religiosos o tratamientos médicos (Martínez, D., 2016).

En un primer momento el ser humano accedería a ella mediante su recolección en zonas donde la precipitación de la misma hubiese tenido lugar de forma natural. Tal es el caso de los salares, ramblas saladas, en las orillas de ríos y lagos salados, así como en la costa de cualquier mar u océano. No obstante, cuando las sociedades se hacen más numerosas y sus economías mucho más complejas, la demanda de sal aumenta y con ello la necesidad de pasar a la  producción o cosecha de la misma.

La arqueología y los testimonios documentales antiguos nos ha mostrado rudimentarios procesos consistentes en arrojar salmuera a hogueras para forzar su precipitación sobre los restos vegetales, o el calentamiento de esas salmueras en recipientes cerámicos que, una vez cristalizado su contenido, son rotos para obtener bloques de sal. Cuando lo que interesa es obtener la mayor cantidad posible de sal, como ocurre en sociedades agrogranaderas y comerciantes, son las minas de sal y las salinas de litoral o continental los métodos empleados para su obtención (fig.1).

FIG. 1. Salinas de Maras Cusco en Perú.


Fuente: Pixabay.com, 2017. Nota: Esta salina de interior fue creada por los castellanos a mediados de siglo XVI. Desde entonces hasta hoy continúa vigente su actividad salinera.

En este caso el objeto de estudio son aquellas salinas que, aprovechando salmuera procedente de manantiales o el mar, dan lugar a un extenso y complejo circuito de balsas donde a través de la radiación solar y la energía eólica consiguen en poco tipo gran volumen de sal.



REFERENCIAS.
HUESO, K. 2009. Los paisajes ibéricos de la sal. 2. Humedales salinos de interior. Asociación de Amigos de las Salinas de Interior, Guadalajara, 167 p.
KURLANSKY, M. 2003. Sal: Historia de la única piedra comestible. Península, Barcelona, 489 p.
MACÍAS, A. 2004. Las marismas y las salinas, comparación de paisajes. En: Salinas de Andalucía. Consejería de Medio Ambiente Junta de Andalucía, Sevilla, pp.98-99.
MARTÍNEZ, D. 2016. El cloruro de sodio o sal común. En: La puesta en valor de las salinas de interior en Andalucía. El proyecto de Valcargado (Utrera). [Trabajo final de Máster inédito]. Universidad Hispalense, Sevilla, pp. 24-34.
MEMÉNDEZ, E. 2008. Las rutas de la sal. Netbiblo, La Coruña, 225 p.
ROMÁN, E. 2014. Clasificación y tipos de explotaciones de sal. En: Paisajes de la sal en Andalucía. [Tesis doctoral inédita]. Universidad Politécnica, Madrid, pp. 52-61.