En
el lucrativo negocio de la sal se van a producir ingeniosos inventos (ruedas,
molinos, sistemas de sondeo, canalizaciones, etc…), debates o tratados sobre
sus usos y formas de explotarla como el libro de Georgius Agricola De re metallica que, pese a ser
publicado en 1556, seguía siendo a comienzos de siglo XX la obra de referencia
en Europa sobre la producción de sal (Kurlansky, M., 2003). De tal forma que, hasta la introducción de la tecnología de la revolución industrial, no se va a
producir una ruptura con la tradicional relación existente entre el ser humano
y la sal, momento en el cuál los aspectos relacionados con la producción,
consumo y comercialización se van a ver modificadas.
El
final del siglo XIX es el comienzo de la modernización de las salinas con la
introducción de maquinarias que disparan la producción para abastecer de forma
rápida a barata a las nuevas exigencias de la industria y competir también
contra las nuevas técnicas de conservación de alimentos (enlatados y
refrigeración). Las salinas de litoral, más extensas y con mayor volumen productivo,
fueron objeto de adquisición o inversión por parte del sector financiero e
industrial (fig.1).
FIG. 1. MODERNAS INSTALACIONES DE LA SALINA MARISMAS DEL ODIEL.
Nota. La imagen número uno muestra el empleo de modernas máquinas de tracción mecánica para la cosecha de la sal. La segunda imagen muestra el inicio del proceso de tratamiento consistente en el lavado y centrifugado de la sal. En la tercera imagen encontramos la máquina de refinado, el último proceso del tratamiento antes de ser llevado al envasado final. Fuente: SALINAS DEL ODIEL, 2016.
Este cambio hace que las pequeñas salinas que inundaban los territorios próximos a pueblos y ciudades, cuya base productiva siempre ha sido a través de métodos tradicionales, vayan desapareciendo en detrimento de un sector volcado a las exigencias del mercado.
A
mediados de siglo XX se produce el definitivo impulso modernizador en el sector.
Sin lugar a dudas el mayor impacto de esta crisis fue recibida por parte de las
salinas de interior. Se trata de unas salinas fuertemente vinculadas a la vida
rural, a una producción artesanal, y dada su particular morfología, adaptada a
complicados y reducidos espacios que la lleva a una reducida producción, fueron
incapaces de adaptarse y competir. Las salinas de interior que subsistieron lo
hicieron mediante la semi-modernización de sus instalaciones, centrando así su producción en la salmuera para la industria olivarera (fig.2).
FIG. 2. CISTERNAS DE SALMUERA DE VALCARGADO.
Fuente: Martínez, D., 2016.
BIBLIOGRAFÍA.
KURLANSKY, M. 2003. Sal: Historia de la única
piedra comestible. Península, Barcelona, 489 p.
MARTÍNEZ, D. “El sector salinero”. En: La puesta en
valor de las salinas de interior en Andalucía. El proyecto de Valcargado
(Utrera). Sevilla : ,Trabajo final
de Máster inédito, pp. 29-34.
MEMÉNDEZ, E. 2008. Las rutas de la sal. Netbiblo,
La Coruña, 225 p.