jueves, 27 de abril de 2017

Cosechar sal en Andalucía I. Las salinas de litoral e interior.

En Andalucía la tipología de salinas existentes son las de litoral e interior. Si bien el objetivo es el mismo, obtener sal mediante la radiación solar y la energía eólica, las instalaciones poseen particularidades que las hacen diferentes. La estructura de las mismas vienen determinadas por la procedencia de las aguas y, unido a ello, la topografía condiciona la morfología de las instalaciones. El tamaño de éstas determina la capacidad para producir, la mano de obra necesaria y por tanto mayor o menor volumen de sal. Por último, si bien todas tienen elementos comunes, existen particularidades arquitectónicas e ingenios técnicos que aportan identidad.

Las salinas de litoral se extienden por los cerca de 1100 km de costa que posee nuestra tierra. El primer trabajo se centra en la delimitación de la salina a través del reforzamiento de la vuelta de fuera. En el mismo se realizan varias compuertas y se adapta el interior de la misma para que el movimiento de las aguas entre en el estero (donde se acumula el agua), concentradores (circuito de pequeños canales donde se favorece la concentración) y cristalizadores (espacio en el que se produce la definitiva precipitación de la sal), se lleve a cabo por su propio peso o efecto de la gravedad. Cuando ello no es posible se recurre a la instalación de norias y molinos impulsados por la energía eólica, la tracción animal o humana (fig.1).


FIG. 1. ESTRUCTURA DE LA SALINA DE LITORAL.


Fuente: Salinas de Andalucía, 2004:49.


Por su parte las salinas de interior son de una mayor complejidad y variedad morfológica. La presencia de manantiales y pozos de salmueras en valles, lugares escarpados y laderas, ha dado lugar a una gran variedad. Emilia Román distingue cinco tipologías: salinas de altiplanos y subdesiertos esteparios; salinas de Campiñas (donde se ubica la salina de Valcargado); salinas de Serranías; salinas de valles, vegas y marismas; salinas de litoral. Pero si están presentes en paisajes urbanos y periurbanos, las clasifica en urbanas (caso de la salina de la Malahá); y las periurbanas. A su vez, y ahora atendiendo a las técnicas de adaptación del entorno en el que se encuentra las clasifica en: salinas en terrenos llanos; salinas en fondo de barranco o valle; y las salinas en laderas (2014).

No obstante todas poseen una serie de elementos comunes fácilmente identificables (fig.2). Al igual que las de litoral, el agua salada llega a los concentradores de los pozos o manantial a través del efecto de la gravedad mediante canalizaciones. Para sacar el agua de los pozos se emplearían norias de tracción animal o humana, que posteriormente sería sustituida por vapor, carburantes y electricidad. De los concentradores pasa a las piletas de cristalización donde se produce la precipitación de la sal. Tras su recogida y secado pasan a los almacenes o alfolíes.


FIG. 2. ESTRUCTURA DE LA SALINA DE INTERIOR.


Fuente: QUESADA, T., 1996:324. Nota: Salina de Toya en Peal de Becerro (Jaén).


BIBLIOGRAFÍA.

QUESADA, T. “Las salinas de interior de Andalucía oriental: ensayo de identificación”. En: Actas del II Coloquio de Historia y medio físico. Agricultura y regadío en al-Andalus. Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 1996, pp. 317-333.
PÉREZ, A., (Coordi). Salinas de Andalucía. Sevilla : Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, 2004, 303 p.
ROMÁN, E. Paisajes de la sal en Andalucía. Madrid : Universidad Politécnica (Tesis doctoral inédita), 2014. 858 p.